martes, 21 de mayo de 2013

LEY WERTEDERO


La nueva reforma educativa pretende solucionar el problema del fracaso escolar y del alto número de suspensos en secundaria. ¿Pero cómo? ¿Haciendo que la Religión haga media con el resto de las asignaturas para acceder a estudios superiores? Seamos sinceros. Esto no es más que una medida partidista con la que el PP quiere ganarse el apoyo de cierto sector católico y moderado de la sociedad. Es una forma de adoctrinamiento subvencionado con dinero público. No creo que esto ayude a que los jóvenes estén más preparados para el día de mañana (ni el de hoy). Además, lo hacen a costa de cargarse la Educación para la ciudadanía, a la cual le tenían muchas ganas. Por cierto. Esta asignatura incluida en el currículum escolar a partir de la época de Zapatero fue criticada porque se decía que a través de ella se pretendía transmitir la ideología socialista. Esta instrumentalización de la ley me recuerda a algo que podemos encontrar en la nueva reforma... 

¿Podemos paliar el fracaso escolar estableciendo revalidas por etapa? Preguntemos a un aluno de entre 12-18 años qué es lo que más le gusta del instituto. Seguramente responda que son los exámenes! Pues la reválida no es un examen, es un gran examen. De los gordos. Seguramente eso de preguntar a los alumnos a alguno le sacaría una carcajada, pero al fin y al cabo los que hacen los exámenes, experimentan los cambios, aprenden más o aprenden menos son ellos. Y añadir una prueba más de este tipo durante su periodo como estudiantes no creo que los motive mucho. Y hacer algo que desmotiva, que yo sepa, en nada en la vida, es bueno. Creo. Además, ya tenemos la Prueba de Acceso  a la Universidad, el conocido selectivo. ¿No hay otra medida posible para hacer que los alumnos estudien lo debido que no sea instaurándoles el miedo en el cuerpo? No hay otra forma de comprobar lo que han aprendido durante una etapa educativa? A esta segunda pregunta contesto yo: No. Porque con clases de 40 alumnos, sin recursos, sin posibilidad de individualizar el aprendizaje, de identificar y solucionar problemas y de evaluar el proceso de enseñanza, no queda otra que evaluar el producto final. Y si puede ser, a lo bestia, con una reválida o prueba similar. Es más! Y si puede ser, que quien ponga la nota no conozca ni al alumno, no sepa sus apellidos, sus gustos, sus problemas, de qué equipo es o dónde vive. Eso sí que es una prueba y lo demás tonterías! Bueno, si la reválida la hacen los profesores de su centro quizás sepan de qué equipo es...

¿Y qué hay de financiar con el dinero de todos, en comunidades bilingües, el acceso a un privado a aquellos alumnos que no tengan plaza en un centro público de línea en castellano? Hombre, dar a elegir suena muy democrático, pero me da que con esta medida vamos a volver a esa época en la que, según me han contado porque yo no la he vivido, las lenguas regionales las hablaban unos pocos, los del pueblo, los pobres, en las zonas rurales. Mientras que los ricos hablaban el castellano. Denotaba una clase social más alta. Este es otro tema delicado. Pero parece que evitar las lenguas minoritarias no ayuda a su conservación. Me parece que así se favorece su desaparición progresiva, no se respeta la cultura y la historia de un país, de una comunidad o región (como queramos llamarlo) y, sobretodo, no se respeta a las personas que utilizan como lengua vehicular una lengua minoritaria. Aunque repito, dar a elegir parece democrático.

En resumen: parece que no habrá fracaso y abandono escolar porque ya se encarga el gobierno de excluir a los jóvenes. Sólo falta que suban las tasas universitarias y así la exclusión ya se da a todos los niveles. Qué digo! Que ya lo han hecho! No me acordaba que ahora los jóvenes tienen que trabajar para pagar las tasas universitarias. Tabajar. Sí trabajar. Bueno, echar euromillones y esperar a que los llamen de algún sitio. Algunos con suerte trabajan en B. Esta reforma parece estar hecha para que continúen existiendo los "ni nis". Ni damos trabajo ni dejamos que estudies...
Y es que hacer una reforma tan importante como la educativa, redactar una ley de este tipo no debería atender a fines que no fueran esctrictamente educativos. Para ello es clave que la reforma se lleve a cabo "de abajo a arriba" tal y como señalan autores como Devís, J. o Molina, P. (2001). Es decir, desde las necesidades, desde la realidad hacia los poderes políticos y no al revés. Porque somos los ciudadanos los que sabemos cuáles son los problemas reales, las necesidades, la realidad. Y no digo que redactemos la ley los ciudadanos de a pie. Sino que pidan la colaboración de la universidad, de aquellos que estudian el currículum, de los profesores, de la comunidad educativa en general. De los alumnos ya sería mucho pedir, aunque sería ideal. Lo que no parece serio es que esta ley se fundamente en lo que piensan que es necesario personas ajenas al contexto educativo, como empresarios, ministros o abogados.
De hecho en nuestro país tenemos una reforma que se ha realizado de esta forma hace poco tiempo. Desde abajo, desde el pueblo. Aunque ha surgido para luchar contra una situación social totalmente injusta y deshumanizada. Hablo de la conocida Ley Antideshaucios, que ha necesitado que la gente se movilizara, se haya creado una plataforma social e incluso se hayan dado diversos casos trágicos que han acabado con personas decidiendo quitarse la vida antes que vivir como unos pocos les querían imponer. Esto es un ejemplo que arroja cierta esperanza a quienes queremos que las cosas cambien en este sentido.

Entonces, ¿para cuándo una reforma política, de la ley electoral, de la casta política en general? ¿Cuándo harán las reformas y leyes aquellos que entienden de la cuestión en sí, del problema, aquellos que lo viven y no unos cuantos "señores" que lo único que deben hacer lo hacen mal y nos lo hacen pagar a todos?
Se hace necesaria una reválida en la política ya, y no cada 4 años, a ver quién la pasaba...

COME BACK

Después de dos años sin reflexionar en voz alta vuelo a hacerlo. Y no es que no tuviera nada que decir. Simplemente que hay momentos en los que no se encuentra tiempo para hacer ciertas cosas. Ahora retomo esta práctica que intenté iniciar hace un tiempo a ver si con la fuerte aparición de las nuevas tecnologías y las redes sociales se convierte en un hábito.

En estos dos años han sucedido muchas cosas, tanto a nivel personal como en lo general: cambios sociales a peor en casi todos los aspectos, el paro, la consolidación de la crisis, España gana un mundial, nuevo Papa, se destapa la corrupción, la ruina de cajas de ahorro y bancos, Ricky a la NBA... Así que iremos comentando aquello que veamos más interesante o en lo que podamos aportar algo.