La nueva reforma educativa pretende solucionar el problema
del fracaso escolar y del alto número de suspensos en secundaria. ¿Pero
cómo? ¿Haciendo que la Religión haga
media con el resto de las asignaturas para acceder a estudios superiores?
Seamos sinceros. Esto no es más que una medida partidista con la que el PP quiere
ganarse el apoyo de cierto sector católico y moderado de la sociedad. Es una
forma de adoctrinamiento subvencionado con dinero público. No creo que esto
ayude a que los jóvenes estén más preparados para el día de mañana (ni el de
hoy). Además, lo hacen a costa de cargarse la Educación
para la ciudadanía, a la cual le tenían muchas ganas. Por cierto. Esta
asignatura incluida en el currículum escolar a partir de la época de Zapatero fue criticada porque se decía que a
través de ella se pretendía transmitir la ideología socialista. Esta
instrumentalización de la ley me recuerda a algo que podemos encontrar en la
nueva reforma...
¿Podemos paliar el fracaso escolar
estableciendo revalidas por etapa? Preguntemos a un aluno de entre 12-18 años
qué es lo que más le gusta del instituto. Seguramente responda que son los
exámenes! Pues la reválida no es un examen, es un gran examen. De los gordos.
Seguramente eso de preguntar a los alumnos a alguno le sacaría una carcajada,
pero al fin y al cabo los que hacen los exámenes, experimentan los cambios,
aprenden más o aprenden menos son ellos. Y añadir una prueba más de este tipo
durante su periodo como estudiantes no creo que los motive mucho. Y hacer algo
que desmotiva, que yo sepa, en nada en la vida, es bueno. Creo. Además, ya
tenemos la Prueba de Acceso
a la Universidad, el conocido selectivo. ¿No hay otra medida posible
para hacer que los alumnos estudien lo debido que no sea instaurándoles el
miedo en el cuerpo? No hay otra forma de comprobar lo que han aprendido durante
una etapa educativa? A esta segunda pregunta contesto yo: No. Porque con clases
de 40 alumnos, sin recursos, sin posibilidad de individualizar el aprendizaje,
de identificar y solucionar problemas y de evaluar el proceso de enseñanza, no queda otra que
evaluar el producto final. Y si puede ser, a lo bestia,
con una reválida o prueba similar. Es más! Y si puede ser, que quien ponga la
nota no conozca ni al alumno, no sepa sus apellidos, sus gustos, sus problemas,
de qué equipo es o dónde vive. Eso sí que es una prueba y lo demás tonterías!
Bueno, si la reválida la hacen los profesores de su centro quizás sepan de qué
equipo es...
¿Y qué hay de
financiar con el dinero de todos, en comunidades bilingües, el acceso a un
privado a aquellos alumnos que no tengan plaza en un centro público de línea en
castellano? Hombre, dar a elegir suena muy democrático, pero me da que con esta
medida vamos a volver a esa época en la que, según me han contado porque yo no
la he vivido, las lenguas regionales las hablaban unos pocos, los del pueblo,
los pobres, en las zonas rurales. Mientras que los ricos hablaban el
castellano. Denotaba una clase social más alta. Este es otro tema delicado.
Pero parece que evitar las lenguas minoritarias no ayuda a su conservación. Me
parece que así se favorece su desaparición progresiva, no se respeta la cultura
y la historia de un país, de una comunidad o región (como queramos llamarlo) y,
sobretodo, no se respeta a las personas que utilizan como lengua vehicular una
lengua minoritaria. Aunque repito, dar a elegir parece democrático.
En resumen: parece que no habrá fracaso y abandono escolar
porque ya se encarga el gobierno de excluir a los jóvenes. Sólo falta que suban
las tasas universitarias y así la exclusión ya se da a todos los niveles. Qué
digo! Que ya lo han hecho! No me acordaba que ahora los jóvenes tienen que
trabajar para pagar las tasas universitarias. Tabajar. Sí trabajar. Bueno,
echar euromillones y esperar a que los llamen de algún sitio. Algunos con
suerte trabajan en B. Esta reforma parece estar hecha para que continúen existiendo
los "ni nis". Ni damos trabajo ni dejamos que estudies...
Y es que
hacer una reforma tan importante como la educativa, redactar una ley de este
tipo no debería atender a fines que no fueran esctrictamente educativos. Para
ello es clave que la reforma se lleve a cabo "de abajo a arriba" tal
y como señalan autores como Devís, J. o Molina, P. (2001). Es decir, desde las
necesidades, desde la realidad hacia los poderes políticos y no al revés. Porque
somos los ciudadanos los que sabemos cuáles son los problemas reales, las
necesidades, la realidad. Y no digo que redactemos la ley los ciudadanos de a
pie. Sino que pidan la colaboración de la universidad, de aquellos que estudian
el currículum, de los profesores, de la comunidad educativa en general. De los
alumnos ya sería mucho pedir, aunque sería ideal. Lo que no parece serio es que
esta ley se fundamente en lo que piensan que es necesario personas ajenas al
contexto educativo, como empresarios, ministros o abogados.
De hecho en
nuestro país tenemos una reforma que se ha realizado de esta forma hace poco
tiempo. Desde abajo, desde el pueblo. Aunque ha surgido para luchar contra una
situación social totalmente injusta y deshumanizada. Hablo de la conocida Ley Antideshaucios, que ha necesitado que la
gente se movilizara, se haya creado una plataforma social e incluso se hayan
dado diversos casos trágicos que han acabado con personas decidiendo quitarse
la vida antes que vivir como unos pocos les querían imponer. Esto es un ejemplo
que arroja cierta esperanza a quienes queremos que las cosas cambien en este
sentido.
Entonces, ¿para cuándo una reforma política, de
la ley electoral, de la casta política en general? ¿Cuándo harán las reformas y
leyes aquellos que entienden de la cuestión en sí, del problema, aquellos que
lo viven y no unos cuantos "señores" que lo único que deben hacer lo
hacen mal y nos lo hacen pagar a todos?
Se hace
necesaria una reválida en la política ya, y no cada 4 años, a ver quién la
pasaba...
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